¿Y ahora qué?
- Gustavo Estrada
- Jul 1
- 2 min read
Updated: Jul 10

La historia se repite con matices distintos. Hace siglos, la peste negra y la inestabilidad política colapsaron economías y transformaron creencias; hoy, tras el COVID-19, sus innumerables cepas y sus olas de contagio, la humanidad emerge de un confinamiento global con otra perspectiva sobre la vida, la solidaridad y sus prioridades.
Da miedo, sin duda. Pero más allá de las cifras de un virus, las verdaderas víctimas a veces son el egoísmo, la desinformación y la falta de recursos causada por ambos. Hemos visto en series y documentales escenarios apocalípticos - desde zombis hasta colapsos sociales - y, sin embargo, vivimos una pausa global que nos obligó a replantear todo: cadenas de suministro, modos de consumo y la forma de relacionarnos.
Lo esencial permanece
En cualquier crisis, ciertas profesiones sostienen el tejido social: la medicina, la investigación científica y el personal de emergencias siguen siendo vitales. Pero igual de vitales son quienes levantan el ánimo, quienes comunican esperanza y quienes organizan nuestra nueva realidad laboral y personal.
¿Volvió todo a ser como antes?
No del todo. Volvimos, sí, pero transformados (no todos tristemente):
Valoramos ahora lo cotidiano que antes pasaba desapercibido (una charla con un vecino, un paseo por el parque).
Reequilibramos el tiempo entre la familia, el autocuidado y el trabajo: hoy sabemos que tener exceso de tareas no es sinónimo de productividad.
Nos reencontramos con nuestros valores en cada acción: pagar a tiempo a quienes trabajan con nosotros, proteger al más vulnerable, honrar compromisos sin confundir solidaridad con pasividad.
El nuevo contrato social
Trabajar desde casa, ahora normalizado, nos enseña autonomía: no hay supervisores físicos, pero sí entregables. Lo que importa ya no es “cómo” luces en videollamada, sino 'qué' entregas y 'cuándo'. Tu proyecto debe llegar puntualmente, con calidad y con el respeto a quienes te acompañan en el proceso.
La oportunidad de reinventarnos
Este 'después' es una invitación a mostrar lo mejor de nuestra humanidad:
Cultivar la gratitud, reconociendo el esfuerzo de cada gremio (desde el que te sirve el café hasta el que lo produce).
Practicar la responsabilidad, cumpliendo compromisos sin sacrificar la dignidad de nadie.
Promover la empatía, entendiendo que todos llevamos cicatrices de la tormenta.
Que cuando la próxima crisis golpee y ojalá que no sea una guerra, lo hagamos más fuertes y conscientes; que no olvidemos las lecciones de estos años: cuidar la vida, el planeta y a quienes están a nuestro lado. Y que, al fin, seamos todo aquello que a veces olvidamos... no hace falta un diluvio para que entendamos que lo más importante es la vida y el ser humano.




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